La clase obrera colombiana enfrenta increíbles condiciones de miseria: un salario mínimo que alcanza, cuando mucho, para un pan y una aguapanela al día aún cuando el inútil del presidente se jacta de haber hecho un gran alza que al día de hoy fue devorada por la inflación. La pensión es una aspiración que la gran parte del país no logrará cumplir, pues el 90% de los afiliados a Colpensiones no se podrán pensionar, eso sin mencionar que la gran parte de la población trabajadora ni siquiera cotiza al régimen pensional. El desempleo golpea cada vez más fuerte, si se tiene en cuenta la población informal hay un paro laboral de más del 50% aunque según la cifra oficial sea solo del 12,1%.
Además, las condiciones de vida de los campesinos, indígenas y negros se arrecian pues su destierro es más constante, especialmente después de la desmovilización de las FARC, nada más para el año 2018, el 1% de los hacendados poseía el 80% de la tierra, es decir, más de un millón de campesinos ocupaba menos tierra que una vaca (concentración que debe haber aumentado en estos cuatro años).
Tampoco podemos olvidar que nuestros hermanos de clase, los trabajadores venezolanos, están siendo doblemente explotados, con una población en Colombia superior a los 2.800.000 únicamente el 15% de ellos está legalmente asentado en el país, condición que les obliga a aceptar peores condiciones de trabajo, por ejemplo, dos de cada diez venezolanos trabajan más de 10 horas al día y tres de cada cuatro gana menos de un mínimo, además nada más 19,2% cuenta con un contrato escrito.
Éstas y más razones han servido de sobra para que campesinos, indígenas y obreros colombianos y venezolanos se hayan enfrentado cara a cara contra el capitalismo en los últimos años y la burguesía, quien temerosa y frustrada por la fuerza arrasadora de una clase trabajadora que no hace más caso a la represión, se saca ahora bajo la manga al amigo menos querido, pero amigo al fin y al cabo, del socialdemócrata Petro, quien con falsas promesas pretenderá apaciguar la inconformidad de la gente y seguir alargando la vida del capitalismo moribundo protegiendo la propiedad privada de los ricos a través de reformas que seguirán llenando sus gordos bolsillos como "construir un nuevo liberalismo" o firmando en notaría compromisos de no expropiación. Sin embargo, este libreto ya aplicado en países como Perú con Pedro Castillo, Chile con Gabriel Boric, Argentina con el kichnerismo, Venezuela con el chavismo, sabemos que va hacia al fracaso, allá donde también se prometieron flores en lugar de balas, la explotación laboral arrojó a la protesta a cientos de personas quienes han sido recibidas a gas, represión y muerte dejándole abierto el camino nuevamente al fascismo.
Es por ello que a pesar de la socialdemocracia y sus sucias intenciones disfrazadas de promesas de cambio, a pesar de la violencia sistemática contra los que pelean contra este sistema económico que se basa en la desigualdad, nuestra clase obrera se organizará de manera independiente y volverán a florecer los Eduardo Mahecha, las María Cano, volverán los obreros avanzados a tomar la batuta de la lucha hasta conquistar el socialismo.
¡Por un salario mínimo que cubra completamente la canasta familiar!
¡Por una jornada laboral de 6 horas!
¡Por la nacionalidad obligatoria para los migrantes!
¡Por la toma del poder por parte de la clase obrera!
Colectivo Avrora