lunes, 30 de mayo de 2022

PETRO: EL FALSO SALVADOR

El 29 de mayo del 2022 se realizaron las elecciones presidenciales de la primera vuelta en Colombia, de acuerdo a lo estipulado en la Constitución, para que un candidato se declare ganador deberá obtener el 50% más uno de los votos. Según la declaración de la Registraduría Nacional, Gustavo Petro, el candidato socialdemócrata de la Coalición Pacto Histórico obtuvo poco más de 8 millones y medio de votos que corresponden al 40,32% de los escrutinios mientras que los candidatos de la derecha Rodolfo Hernández y Federico Gutiérrez, obtuvieron el 28,15% (5.953.209 de votos ) y el 23,91% (5.058.010 de votos) respectivamente.

Estos resultados empujaron a una segunda vuelta que se realizará el próximo 19 de junio, contra todo pronóstico Petro irá a esta segunda ronda bajo una situación desventajosa a pesar de haber liderado las votaciones ya que los votos de ambos candidatos se juntarán y podrán llegar a superar la fuerza de la coalición. Comparado con las elecciones anteriores de este siglo, estamos ante la cifra de abstención más baja con un 45,9% porcentaje que posiblemente se reducirá el próximo mes; esto demuestra que la población en estas elecciones ha tenido más ilusiones sobre la democracia burguesa, condición que debería obligar aún más a los comunistas a participar de las elecciones como un partido independiente con su propia línea proletaria algo que no sólo no está en su orden del día sino que además, ni siquiera se plantea y hasta se critica.

El hecho de que un candidato con discurso socialdemócrata resultó obtener más votos que el resto de los candidatos por la primera vez en la historia del país, no es para nada sorprendente teniendo en cuenta el contexto de inconformidad popular en el cual se ha desenvuelto Colombia en los últimos años.

Hay que recordar que después del gran estallido civil a raíz del asesinato del candidato populista Jorge Eliécer Gaitán en manos de las élites conservadoras el 9 de abril de 1948, el fuego de la iniciativa de las luchas campesinas y obreras fue ahogado por las guerrillas quienes lo encerraron tras la jaula de sus políticas estrechas que no contienen el liderazgo de la clase obrera sino un concepto borroso de bolivarianismo (una “independencia” nacional sin la dictadura del proletariado) y de reforma agraria. Situación que cambió bruscamente con la desmovilización de las FARC en septiembre del año 20161, momento a partir del cual, a pesar de la existencia del ELN, se destruyó el pequeño muro de contención del paramilitarismo en las zonas rurales, pero así mismo el muro que también estaba conteniendo al pueblo.

La arremetida paramilitar se agudizó notoriamente dejado como saldo al menos 1327 líderes sociales y ex guerrilleros asesinados desde el 2016 hasta hoy. Pero este éxito de la burguesía colombiana y su Estado en su lucha con la guerrilla no le trajo la tranquilidad que buscaba y debió enfrentarse a una fuerza mucho más potente, pues el descontento de los trabajadores no se hizo esperar y ha arrastrado a ingentes masas a las calles en los últimos años que van evolucionando en densidad y formas de lucha, es decir, que pese a la brutal represión le ha hecho ganar al pueblo experiencia en la lucha callejera. Miremos un poco los antecedentes:

  • 2018, año de movilizaciones estudiantiles en contra de la reforma a la ley 30 que se venía gestando desde el 2011;
  • noviembre del 2019, inicia una serie de movilizaciones multitudinarias contra el gobierno de Duque y por la implementación del acuerdo de paz con las FARC;
  • 9 y 10 de septiembre del 2020, estalla el odio de la gente a raíz de la violencia policial que deja decenas de muertos al año alrededor del país, esta fue la primer gran ola de violencia popular;
  • 2021, es la segunda oleada de grandes protestas en las que se demostró la capacidad organizativa de las juventudes que salieron por meses a las calles.

Por supuesto, la insatisfacción de la gente en las calles surge de unas condiciones económicas cada vez más insoportable. Por ejemplo, la crisis económica acelerada por la pandemia en el 2020 y las reformas que estaban en el tinterillo de gobierno de Duque, y que debían ser ejecutadas de no haber sido por las protestas del año pasado, como la reforma pensional, la laboral, de la salud y la reforma tributaria, venían a precarizar más la ya difícil vida de la clase obrera en Colombia. Es que hasta el mismísimo Banco Mundial afirma que nuestro país es el segundo país más desigual de América Latina2 y esto lo demuestran muchos hechos. En Colombia el 54% de la población pasa hambre de los cuales, se han registrado al menos 500.000 niños con desnutrición crónica3, mientras los grandes monopolios del país aumentan desmedidamente sus ganancias como Ecopetrol (con un total de utilidades netas 6,6 billones de pesos, el doble del año pasado), Grupo Sura -del grupo empresarial Antioqueño- (aumento de 1,75 billones en sus utilidades durante el último año), Bancolombia ($1,7 billones de utilidades en el primer trimestre del año), etc4. Además, con un salario mínimo tan comido por la inflación que hasta las centrales obreras se están viendo presionadas por los trabajadores a considerar exigir un alza extraordinaria de los sueldos5. También contamos con una tasa de informalidad (desempleo al fin y al cabo) según las estadísticas del Estado del 43%6 sumado a la tasa maquillada de desempleo del 12%. Y la lista sigue.

Bajo estas tremendas condiciones económicas, con una juventud profundamente disconforme reclamando un cambio de gobierno tras un siglo de administraciones de derecha uno tras otro, con los ánimos álgidos y bajo la amenaza de un aumento en la frecuencia y la densidad de las protestas en nuestro país, se empezó a empezó a vestir tras bambalinas el ya conocidísimo bufón de Gustavo Petro quién empezó a retumbar con bombos y platillos en estas elecciones ofreciendo el cielo sin destruir el infierno, o mejor dicho, ofreciendo la multiplicación de los panes y los peces a condición de que sean los pobres los que sigan comiendo pan y los ricos, peces.

Obviamente, Gustavito no es un aparecido por ahí, es un zorro viejo bien estudiado de la clase media cuya formación en la academia le ha permitido desarrollar un buen léxico que encanta gentes. Militó un corto período de tiempo en el M-19, como tantos pequeño-burgueses de este país que en vísperas de tiempos tropleros tomaron la lucha como deporte extremo, condición que lo catapultó a la vida política dentro de las estancias estatales en las que ha ocupado puestos de senador y alcalde de Bogotá, cargo del que fue destituido por un escándalo de contratación y en el que mostró su cara.

Durante su administración en la capital, nuestro “Salvador de la corrupción”, llevó la contratación a dedo del 79,4% al 89,39% eso sin tener en cuenta los contratos por prestaciones de servicio y de otra índole7. Sumado a esto, se sabe que cuñados, concuñados y financiadores de su campaña a la alcaldía, fueron beneficiados durante este período con jugosos contratos con el Estado avaluados en miles de millones de pesos8.

Por si fuera poco, hay que añadirle el tema del ESMAD y la represión policial. Petro que tanto pregona a los cuatro vientos que pretende desmontar el Escuadrón Móvil Antidisturbios encargado de reprimir las protestas, durante su alcaldía sacó a estos perros guardianes 1003 veces a las calles dejando un saldo de dos personas asesinadas9; e incluso, en alguna ocasión pidió el apoyo del ejército para frenar las protestas del paro agrario en el 201310. Lógico, los lobos disfrazados de oveja también están sedientos de sangre cuando de proteger la propiedad privada de las clases dominantes se trata.

Ciertamente, como los ricos tienen lobos más leales, “Tavito” no ha sido el santo de su devoción, tanto así que han utilizado toda la maquinaria propagandística de los medios de comunicación más grandes como Caracol y RCN para favorecer a los candidatos de gobierno Federico Gurriérez y Rodolfo Hernández, pero como en tiempos de guerra cualquier hoyo es trinchera; y cualquier palo es fusil, han tenido que conformarse con lo que hay e incluso financiar su campaña a través de créditos que han otorgado algunos bancos propiedad de los Gilinsky y el grupo Aval11. El mismo Financial Times (uno de los periódicos económicos más importantes de la burguesía mundial), citando al ex rector de la Universidad de los Andes Alejandro Gaviria, dice que: “Estamos durmiendo en la cima de un volcán. Hay mucha insatisfacción. Podría ser mejor tener una explosión controlada con Petro que embotellar el volcán. El país está exigiendo un cambio”12.

Esto no significa que los capitalistas le van a dejar la vía libre a un posible gobierno socialdemócrata que se monte en la casa de Nariño, pero indudablemente sería muy conveniente para ellos calmar los ánimos de la población. De hecho, ellos han sido bastante inteligentes a la hora de atar de pies y manos a “Tavito” para que no haga muchas jugadas en beneficio propio y de los suyos (que no del pueblo); el Congreso de la República sigue estando en manos de la derecha con un 50,9%; el centro, que finalmente aprueba los proyectos de la derecha, con el 26,8%; mientras que la socialdemocracia cuenta apenas con el 21,3%13.

Y “Tavo” tampoco es que se niegue a acordar con ellos sus límites de gobierno, muy alegre y campante, antes de las elecciones hizo movimientos bastante astutos para demostrar que él es el perro que más ladra y menos muerde. Hace poco salió corriendo hacia una notaría junto con su fórmula Francia Márquez, dizque lideresa social, para hacer constar de que en su gobierno no habrá expropiaciones14, lo que quiere decir que los capitalistas deben sentirse tranquilos pues las puertas siguen abiertas para explotar “con dignidad y equidad” a los trabajadores.

Adicionalmente, también le está ofreciendo al capital financiero consolidar su poder (precisamente para ello se reunió con Luis Carlos Sarmiento Angulo15) ya que sus propuestas de desarrollo económico se basan totalmente en arrebatarle a los grupos al márgen de la ley los préstamos gota a gota (de los que se vienen quejando los banqueros desde hace un tiempo para acá porque reducen sus ganancias al quedarse con la mayoría de sus clientes potenciales) y enviar a los pequeños productores a las garras de los bancos, quienes también terminarán quebrándolos y proletarizándolos más temprano que tarde, aunque Gustavito se llene la boca diciendo que en su gobierno todos tendrán la posibilidad de prosperar.

Pero esto no es todo, también su Programa de Gobierno promete estar en “diálogo permanente con el Banco de la República respetando su real independencia”16, esto es que las tasas de interés pueden ser manejadas a gusto por los funcionarios del gobierno que la burguesía misma ponga allí y mantenga, al menos por ahora, las altas tasas de interés que asegure las ganancias de los entes financieros y los inversionistas que han comprado bonos estatales y quienes se están beneficiando de un interés que ahora está en el 5%.

¿Y qué piensa Gustavito sobre el tema de la plusvalía y la explotación del trabajo asalariado? Pues, estos “detalles menores” no tienen cabida en su Plan Supremo. Él ya ha confirmado la negativa a un posible alza extraordinaria del salario mínimo y en relación a las alzas anuales, dice que se hará de acuerdo a “los mandatos constitucionales [...] incluyendo el derecho fundamental al ingreso mínimo vital” que según el DANE está en $1.416.124, suma que no alcanza para cubrir las necesidades básicas de una familia de cuatro personas. Una muestra más de que la burguesía bajo un posible gobierno suyo seguirá obteniendo la mayor cantidad de plusvalía posible gracias a la mano de obra barata del país.

Pero no solo ha llegado a acuerdos con la burguesía nacional, también lo ha hecho con la burguesía de los países imperialistas. Por ejemplo, se reunió en Estados Unidos con el Consejo de Empresas Americanas, donde está Coca-Cola17 y les aseguró su puesto seguro “en la inversión” en el país; nada más y nada menos el Fondo Monetario Internacional a través de su vocero en Colombia también dijo que “desde nuestro punto de vista, existe un consenso político en torno al mantenimiento de la estabilidad político-económica y la continuidad de los marcos institucionales del país”18, y claro que lo habrá, pues una de las propuestas del pequeño populista es reducir el déficit de la deuda externa19.

Palabras más palabras menos, Petrico no sólo garantizará la explotación de la plusvalía para los burgueses colombianos sino también la de la burguesía extranjera en forma de ganancia empresarial e intereses; en este sentido no podemos dudar de su internacionalismo.

A pesar de ello, algunas de sus propuestas siguen siendo controversiales y no tan convincentes ni para los monopolios extranjeros ni para la burguesía nacional, como la renegociación del TLC, el aumento de aranceles a las importaciones, la reducción del extractivismo minero energético o el aumento del gasto público en obras de servicio social maquilladas con promesas irrealizables bajo el capitalismo como la eliminación del desempleo.

Los resultados de las elecciones están por verse, las organizaciones pequeñoburguesas de izquierda están soñando con un jardín de rosas sin espinas donde no habrá represión estatal ni paramilitar; el terror del Estado los ha espantado tanto que se hacen los de la vista gorda frente a las acciones represivas que tomó Petro durante su alcaldía y la represión de sus pares socialdemócratas en otros gobiernos de América Latina20; sin hablar del inmenso prontuario histórico de crímenes que han cometido la socialdemocracia a nivel mundial contra los comunistas y la clase obrera como el asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknetch o peor, apoyar las guerras imperialistas en nombre de la defensa de la patria, donde los trabajadores de diferentes nacionalidades se asesinan entre sí por los intereses de sus propias burguesías.

Esto no quiere decir, que a pesar de ello, estemos negando totalmente la posibilidad de que haya una reducción relativa de la represión estatal y que de llegarse a dar tal escenario, no aprovecharíamos la oportunidad; pero realización de esta posibilidad sería algo ya conquistado por la lucha de las masas y no un regalo de Petro, por eso no puede haber una peor actitud que la de, so pretexto del terrorismo estatal y paramilitar, seguir ciegamente a Petro sin tener ningún tipo de actitud crítica y más aún, haciendo callar a los que quieren asumir tal actitud crítica; así intimidan a las masas con el espectro del fascismo paralizando de esta forma la iniciativa revolucionaria de las masas diciendo lo siguiente: “sí, este gobierno puede tener algunos errores pero es lo mejor que hemos conseguido hasta ahora, por eso es mejor callarnos la boca porque la alternativa es peor”.

Es comprensible que la gente, en medio de un descontento generalizado quiera buscar aperturas democráticas en Colombia, y como comunistas también debemos hacer uso de ellas pero todas estas libertades democráticas ningún socialdemócrata las regalará, se deben conquistar a través de la lucha encarnizada en las calles y en las fábricas.

Lenin pone la tarea de burlarse de los practicantes de este tipo de políticas: “El partido obrero cifra todas sus esperanzas en las masas, pero no en las masas atemorizadas, que se someten pasivamente y toleran con resignación el yugo, sino en las masas conscientes, que exigen y luchan. El partido obrero debe despreciar el habitual procedimiento liberal de intimidar al filisteo con el fantasma del peligro centurionegrista”. Lenin no puede salir de su tumba para escribirnos a los comunistas colombianos y decirnos al pie de la letra qué debemos hacer, no nos puede decir que nos dejemos intimidar por los paracos callarnos la boca y espantar a la población con el demonio del uribismo pero si valoramos los aportes teóricos que nos dejó y si estamos de acuerdo en que ellos deben ser aplicados en la realidad concreta en la que estamos, debemos ser capaces de sustituir la palabra “centurionegristas” por “uribismo y paramilitarismo” y la palabra “liberales” por “Petro”.

Y Lenin continúa: “Por eso, el partido obrero previene a las masas contra las supercherías electorales entre bastidores de la burguesía demócrata constitucionalista y contra su lema enervador de conciencias: ¡Encomiéndennos a nosotros, a los abogados, a los profesores y a los terratenientes ilustrados la lucha contra el peligro de las centurias negras!

Confíen sólo en su propia conciencia socialista y en su propia organización socialista: dice a las masas el partido obrero. Conceder a los burgueses liberales la primacía en la lucha y el derecho a dirigirla significa vender la causa de la libertad por vocingleras fraseologías y por vistosas etiquetas en boga. Ningún peligro centurionegrista en la Duma causará tanto daño como la corrupción de la conciencia de las masas, que siguen ciegamente tras la burguesía liberal, tras sus consignas, tras sus listas de candidatos, tras su política”.

¿Acaso no hemos visto en repetidas ocasiones el gran daño que ha hecho la corrupción de la conciencia de las masas por parte de aquellos pseudo comunistas (oportunistas y revisionistas) que han prostituido los conceptos del socialismo para ponerlos al servicio de los socialdemócratas a los que han apoyado incondicionalmente?

Continuar con este seguidismo hacia Petro en Colombia seguirá exacerbando el odio de la clase obrera hacia el comunismo, que como ya hemos visto en todos los gobiernos de este talante en América Latina empezando por Cuba, pasando por Venezuela, Perú, Ecuador y Bolivia hasta llegar a Argentina, allanará nuevamente el camino para que la derecha regrese triunfante al poder.

El seguidismo hacia Petro nos convertirá en los cómplices de sus crímenes porque la doctrina política del marxismo nos enseña que mientras los medios de producción estén en manos de la burguesía las leyes objetivas del capitalismo seguirán operando, es decir, los burgueses seguirán obteniendo la plusvalía producida por millones de trabajadores colombianos y venezolanos, seguirán acumulando su capital, seguirá aumentando la centralización y concentración de capital junto con el empobrecimiento de la clase obrera y las masas trabajadoras.

Ningún proyecto iluso de Petro es capaz de revertir este proceso inevitable, así como ningún otro proyecto iluso de cualquier otro socialdemócrata lo pudo hacer. Por ello, para no ser cómplices de sus crímenes tenemos que desenmascararlos constantemente burlándonos en la cara de todos aquellos que nos trata de espantar con el “peligro del paramilitarismo”; decirle a las masas en cada oportunidad que única salida verdadera es la destrucción del capitalismo a través de una revolución violenta de la que nacerá la dictadura del proletariado que expropiará la propiedad privada de los explotadores y construirá el socialismo.


Escrito por: Violeta Roja

--------------------

1 https://archive.is/Qepwp.
2 https://archive.is/AV3gQ.
3 https://archive.is/Fnjm1.
4 https://archive.is/I4Y4I.
5 https://archive.is/S2CQz.
6https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/ech/ech_informalidad/bol_geih_informalidad_ene22_mar22.pdf.
7 https://archive.is/WQ0SN.
8 https://archive.is/uJEI8.
9 https://archive.is/teHCD.
10 https://archive.is/rRx4u.
11 https://archive.is/qc5ne.
12 https://archive.is/lRr4D.
13 https://archive.is/FUxtP.
14 https://archive.is/Iq4nc.
15 https://archive.is/5HLB3.
16 Programa de Gobierno, pág. 21
17 https://archive.is/ZMtcg.
18 https://archive.is/TGzhU.
19 Minuto 38:54.
20 Por ejemplo en la Perú de Pedro Castillo se ha reprimido las últimas protestas de los trabajadores y campesinos en contra de su gobierno dejando al menos 6 muertos y centenares de heridos. Boric en Chile quien antes de su llegada al poder “condenaba” los asesinatos de los mapuches, pero una vez en la presidencia mandó a militarizar la Araucanía donde ya se asesinó a un mapuche y una periodista. En Venezuela y Cuba la represión frente a cualquier tipo de disidencia que alza su voz con cualquier reivindicación justa del pueblo constituye una lista tan larga que se puede escribir un libro.