Justo antes de las elecciones celebradas el 30 de noviembre del 2022 en Brasil, saltó a la vista un polémico artículo1 publicado en el sitio web A Nova Democracia, perteneciente a un grupo revolucionario brasileño en el que comentan que en los años en que los líderes del Partido de los Trabajadores de Brasil, Lula da Silva y Dilma Rousseff, estuvieron en el poder, el aparato estatal opresor se fortaleció, aumentó el monopolio en la agricultura y la industria, las masas se endeudaron, y el presupuesto estatal se utilizó para salvar a los bancos en los momentos más críticos. Además, se mantuvo vigente la “ley antiterrorista” para castigar a los jóvenes luchadores revolucionarios y al movimiento campesino. El mismo artículo contenía la siguiente información sorprendente sobre Lula:
Estados Unidos intervino en el movimiento obrero latinoamericano [financiado por el Departamento de Defensa de EUA] a través del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre y La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres [Una confederación sindical de derecha que se separó de la Confederación Mundial de Trabajadores en 1949]. A finales de la década del 70 en plena dictadura militar, los yanquis entrenaron a unos 300 dirigentes del Movimiento Sindical. De estos, el más destacado fue Lula da Silva, quien nunca fue socialista y mucho menos comunista, al contrario, fue quien lideró la cacería de “comunistas” y “socialistas” dentro del PT, para mantener un partido cautivo, capitulador en la lucha de clases y para cumplir ese objetivo, Luis Ignacio sufrió varias transformaciones, para “legitimarse” y ascender a la dirección del Estado (hay que recordar su famosa carta a los brasileños -o banqueros, como quiera-).
La fundación del Partido del Trabajo fue estimulada por el general Golbery do Couto e Silva, creador de la “doctrina de la seguridad nacional” de la dictadura militar; además fue financiado por fundaciones de Ford y cuya base estaba compuesta por funcionarios públicos provenientes de la iglesia católica, el trotskismo, ex guerrilleros arrepentidos y sindicalistas formados por los Estados Unidos. Todos estos sectores tenían como abanderado a un líder hecho a la medida: el ex obrero metalúrgico, preparado por la iglesia y por los ya mencionados cursos yanquis impartidos por programas del Departamento de Estado norteamericano, además de ser de estricta confianza de las automotrices, el señor Luiz Inácio da Silva.
A la prensa imperialista no le molesta en absoluto el hecho de que Lula haya llegado al poder. Basta con hacer algunas advertencias. Citemos, por ejemplo, los comentarios de la revista The Economist del 31 de octubre de 2022:
Lula gobernará Brasil más difícil que cuando llegó al poder en 2003. Le espera un período mucho más difícil que cuando asumió el cargo en 2003 en medio del auge de las materias primas [...] La deuda de Brasil se ha disparado desde la última vez que Lula llegó al poder debido a la recesión de 2014-16 y el covid-19.[…] Su próximo paso debería ser nombrar un ministro de economía prudente. Debería reiterar que no revertirá las privatizaciones y explicar cómo cumplirá con sus grandes promesas de gasto. Necesita asegurarle a los mercados que tendrá un nuevo presupuesto sensato.
De hecho, Lula ya otorgó estas garantías. Según la noticia de Bloomberg Businessweek del 6 de julio de 20223:
Lula da Silva en un almuerzo con los ejecutivos de las empresas más ricas y poderosas de Brasil [...] alivió sus preocupaciones sobre las políticas que implementaría de ser elegido en octubre.Según dos personas que sabían que se realizó la reunión y no querían que se revelaran sus nombres porque el evento no estaba abierto al público, los invitados a la cena incluyeron a Carlos Alberto Sicupira de 3G Capital, Joao Moreira Salles de Itaú Unibanco Holding SA , Luiz Carlos Trabuco Cappi de Banco Bradesco SA, Luiza de Magazine Estuvieron presentes Luiza Trajano de SA, Roberto Azevedo, ex titular de la Organización Mundial del Comercio, y Dan Iochpe, Jacyr Costa, Fabio Coelho, Josué Gomes y Rafael Cervone.[…] Una persona que trabaja para la campaña electoral de Lula, Lula reafirmó su compromiso con la responsabilidad fiscal y prometió aplicar políticas creíbles, transparentes y predecibles.[…] El almuerzo tuvo lugar en la sede de la Federación de la Industria de Sao Paulo.
Cuando echamos un vistazo al equipo responsable de la economía que anunció Lula después de su elección, no es difícil comprender que, sin lugar a dudas, Lula cumplirá las promesas que hizo a los grandes jefes del país antes de las elecciones.
Por ejemplo, Persio Arida y Andre Lara Resende, ex presidentes del Banco Central que fueron designados jefes de economía, actuaron bajo la dirección del FMI en la década de 1990. Junto a ellos, Guilherme Mello, Guido Mantega y Nelson Barbosa, quienes fueron presentados como economistas de “izquierda”, señalaron en sus declaraciones previas a las elecciones que “gane quien gane las elecciones”, la nueva futura administración económica se adherirá a la “disciplina fiscal”.
Como resultado del daño social y económico que el presidente derechista Bolsonaro infligió a las masas durante años, el capitalismo brasileño tuvo que cambiar de apariencia y adoptar una de “izquierda” como en 2003. Este juego, se ha convertido en un sistema ya establecido en el que cada cierto tiempo, se turnan en el poder los gobiernos de derecha y los socialdemócratas mientras siguen políticas similares en esencia.
Desenmascarar la socialdemocracia frente a las masas sigue siendo la tarea más importante para los comunistas de estos países.
Escrito por: Colectivo Avrora
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1 Artículo completo en portugués: https://archive.is/ddupl.
2 https://archive.is/WIAt3.
3 https://archive.is/R6hNW.