martes, 24 de octubre de 2023

ARGENTINA DECIDE PERO, ¿REALMENTE DECIDE?

El pasado domingo 22 de octubre, el pueblo argentino volvió a asistir a las urnas bajo la ilusión de que es quien decidirá su futuro; en las últimas décadas, América Latina ha sido arrojada a esa nefasta vorágine de ser gobernada un período por la derecha y otro por la socialdemocracia, pero Argentina ahora tiene una particularidad y es que ambos lados han perdido la credibilidad de manera tan vergonzosa que también entró a la escena, un loco llamado Milei que se presenta a sí mismo como el “independiente que va en contra de la casta política”.

Gane quien gane la presidencia, todo seguirá igual, el capitalismo seguirá operando en Argentina con todas sus consecuencias devastadoras, el rico seguirá enriqueciéndose y el pobre seguirá empobreciéndose. Justo como las 31 elecciones presidenciales que se han llevado a cabo en la historia del país, la mayoría del pueblo argentino no estará decidiendo sobre los aspectos más importantes de sus vidas.

La gran parte de la plusvalía que produce la clase obrera argentina está siendo compartida por las instituciones financieras extranjeras (fondos buitre) y los monopolios argentinos. Los dueños de Argentina seguirán siendo en el sector comercial, Marcos Galperín (dueño de Mercado Libre quien cuenta con una riqueza de 4.900 millones de dólares, 1.000 de los cuales fueron obtenidos en el último año); en el sector industrial, la familia Rocca (dueños del grupo Techint que tiene más de 100 empresas por el mundo); en el sector de alimentos, agro y energía, la familia Pérez Companc cuyos intereses también están enfocados en Vaca Muerta, además tener presencia en varios países de América Latina; en el sector de la logística aeroportuaria, agroindustrias, energía e infraestructura está la familia Eurnekián uno de los aliados de Massa y quien pudo expandirse en el extranjero gracias a las extraordinarias tasas de ganancia que les ha permitido el kirchnerismo; y al lado de ellos, continúa la lista con banqueros, dueños de medios de comunicación, etc.

Su condición de monopolios en el mercado argentino, les proporciona máximas de ganancias; por ejemplo:

Mercado Libre, durante el primer trimestre de este año aumentó sus ganancias en un 208,5% con respecto al año anterior, y de un 113% en el segundo trimestre.
Tenaris, una de las tantas empresas del grupo Techint, aumentó un 163% de sus utilidades en 2022.
El grupo Pérez Companc, a quien el mismo Alberto Fernández le suplica que baje el precio de los productos, es quien determina cuánto gastará un obrero en su alimentación.

¿Y qué hay de los que producen todas esas riquezas? Bueno, según el instituto burócrata INDEC, la pobreza en Argentina alcanzó un 40% en el primer trimestre de este año, del cual 14,2 millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza y 4,2 millones por debajo de la línea del hambre1; con una alta tasa de desempleo que incluye, además, un 53% de informalidad, con una inflación que se estima, será del 140% para fin de año2 y con uno de los salarios reales más bajos de los últimos cuarenta años tan solo similar al salario real después de la Guerra de las Malvinas en 19823.

El cuento no termina aquí, este modus operandi del capitalismo en Argentina, crea un desbalance inevitable, debido al lugar que ocupa, como país dependiente, en el sistema imperialista. Los trabajadores no solo sufren los efectos de la explotación en sus trabajos, el déficit fiscal y las deudas estatales también les pasa factura.

El Estado argentino nació endeudado; décadas y décadas de préstamos acompañados de enormes gastos públicos (el déficit fiscal del país acumula ya 112 años4) han dejado como principal beneficiario a la burguesía nacional (a través de mejoras infraestructurales para el comercio y la producción privados, dólar preferencial para el sector privado al que solo acceden los empresarios, los sueldos de policías y militares para la protección de sus propiedades privadas, etc.) y a los prestamistas (fondos buitres, FMI…); mientras ha sometido al pago de dicha deuda a siete generaciones de trabajadores quienes viven en la más ignominiosa miseria.

El país va rumbo a la quiebra otra vez; con la reserva más baja desde el año 2006 y con una deuda pública de 403.809 millones de dólares aparecieron los acreedores presentado dos opciones: o el pago o la quiebra. La quiebra es la peor opción para la burguesía argentina porque perdería todo el acceso crediticio internacional y para poder pagar, necesita incrementar la explotación del trabajador, bajar sus salarios, suprimir derechos laborales y beneficios sociales. Ningún candidato ofrece una opción fuera de este marco, ambos están dentro del sistema, son comercializadores diferentes de un mismo producto a través de diferente publicidad.

Milei, ha dicho recortar el gasto público a un 15%, eliminar el 90% de los impuestos, llevar a cabo una reforma laboral, devaluar el peso “hasta que no valga ni un excremento” y luego dolarizar el país para que los obreros se coman el excremento que van a recibir a razón de sus salarios, privatizar empresas estatales, etc5.

Sergio Massa, perrito faldero del FMI y ministro de economía, desde ya se adelantó ejecutando sus propuestas; al día siguiente de haberse llevado a cabo las PASO, anunció una devaluación del 20% de la moneda y firmó un programa crediticio por valor de 44.000 millones de dólares con el FMI6; ha prometido pagar la deuda externa; además, su viceministro también mencionó que es necesaria la liberación paulatina del dólar y pasará un plan económico para el año 2024 en el que se hará un recorte de gasto público (superávit fiscal).

¿Hay un partido bolchevique en Argentina que abiertamente diga que mientras exista el capitalismo en Argentina, que sin destruirlo es imposible que cambie la vida de los trabajadores? No, en Argentina no existe un partido leninista, un partido que represente el comunismo.

La socialdemocracia en Argentina tiene una gran influencia no solo en el aparato estatal sino también por fuera de él. Hay cientos de organizaciones oportunistas que hacen vida en los barrios y las fábricas y que se han dedicado a vivir de las dádivas del gobierno, formando a sus propios burócratas barriales, líderes sindicales amarillos que evitan todo tipo de huelgas independientes y luchas ideológicas contra la socialdemocracia enquistada en el poder; y callando frente a todas las políticas económicas de ésta en contra de los intereses del proletariado argentino.

Hoy esa misma izquierda, está dividida en dos sectores:

Por un lado, el Pseudo Partido Comunista, los maoístas (como el PCR) y otros sectores, ya no bajo la bandera de los subsidios sino bajo la excusa del “mal menor” frente al “inminente fascismo” llama nuevamente al pueblo a que asista a las urnas para que elija al verdugo que con guillotina o sin ella, lo degollará de forma inminente; y le dé continuidad y apoyo incondicional al kirchnerismo.

Por el otro, está el trotskismo y su Frente de Izquierda FIT-U; siendo los oportunistas de toda la vida, se las vienen hoy a dar de “independientes” mientras que en el congreso le han meneado la cola al peronismo, lanzó a su candidata Myriam Bregman con propuestas económicas quiméricas, de un “kirchnerismo radical”, imposibles de cumplir bajo el yugo capitalista como la eliminación del desempleo, o maquillado en sus términos “trabajo para todos y todas”; con seguridad, se añadirá también a la candidatura de Massa en esta segunda vuelta.

Por supuesto, hay grupos pequeños que, como niños malcriados cuando les quitan un chupete, crearon sus fracciones de alguno de los grupos anteriores y ahora llaman al boicot electoral cuando cuentan con 20 pelagatos en sus filas.

Todas estos partidos, organizaciones, grupos etc., se hacen llamar “comunistas”, “revolucionarios”, “obreros”, “marxistas”, pero ninguno habla de la expropiación de la burguesía, de la revolución proletaria, de la insurrección armada de la clase obrera, de acabar con el capitalismo…, para ellos, éstas son cuestiones de un futuro incierto, un futuro que nunca llegará. Ninguno ha hecho el esfuerzo de explicarle a las masas que en Argentina no habrá prosperidad ni felicidad para los trabajadores mientras los Galperín, los Rocca, los Pérez Companc, los Eurnekián y todas las castas burguesas, sigan teniendo en sus manos los medios de producción, mientras el obrero sigue produciendo para enriquecerlos, mientras Argentina siga siendo parte del sistema imperialista.

Señores, si el comunismo les parece una utopía, si no van a hacer propaganda de la dictadura del proletariado, ¿por qué asumieron dichos nombres? No, no son verdaderos comunistas porque si lo hubiesen sido, le habrían explicado a los trabajadores que la verdadera utopía es creer que se puede alcanzar una vida feliz mientras exista el capitalismo.

Escrito por: Violeta Roja


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1 https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/eph_pobreza_09_2326FC0901C2.pdf.
2 https://archive.is/j6XWc.
3 https://archive.is/vInjB.
4 https://docs.google.com/spreadsheets/d/1-ttkV-VWioBJqtQVPD0_WNtSydcv98uCehBDHxSUp0o/edit#gid=0.
5 https://archive.is/4Byjf.
6 https://archive.is/mJTl4.